El
nudo de una gota
Después de despedir a
Apolo, se sintió tranquilo y comenzó con sus deberes y dentro de la habitación
llamada “las estaciones”, de la cual pendían millares de hilos suspendidos y
anudados entre sin principio ni fin, eran como si centenares de telarañas
cayesen como lluvia, ahí Tanathos cortaba hilos que las moiras indicaban
marcándolos rojos y al tenerlos el dios de la muerte en sus manos se volvían
violetas como sus pupilas, las cuales se apartaron de aquellos hilos al ser interrumpido.
-Si el adorado dios Apolo no sabe que es, ni como es, entonces
porque razón lo ha hecho mi señor- preguntaba Veres siervo de Tanathos
confundido y en cambio este sonreía placido recogiendo hilos de la madeja del
destino.
-No, claro que no sabe, no sabe ni siquiera lo que le he pedido, pero su perro
Delfos le dirá exactamente que forma tiene lo que ha de buscar, eso y saber
donde, es mas que suficiente - parecía muy concentrado en su trabajo rasgando
finas hebras.
-y que gana usted? - interrumpió de nuevo Veres, hincándose
apoyando su delicado rostro sobre la pierna de Tanathos quien sentado
complaciente respondía.
-si no fueras parte de mi, habrías muerto ya, por tan desafiante
comportamiento- respondió Tanathos sosteniéndolo duramente del mentón.
-pero si el dios Apolo lo decide, Delfos le dira y aunque no
sepa lo que es, supongo que a usted no le conviene que se entere- continuo sin
amedrentarse ante la reacción de su amo.
-Apolo tendrá que tener mucho cuidado, con lo que pregunta, hay
cosas que ni siquiera un oráculo sabe, poco puede surgir efecto una amenaza
sobre algo de lo que no se es dueño-
-Ares … mi señor, volverá Ares a nosotros..?- pregunto Veres con
tono ilusionado.
-no, pequeño tonto, nosotros volveremos a casa por el, aun tengo
mucho tiempo, antes que Apolo pueda tener un plan para dirigirse a Ares eso sin
contar con el tiempo que perderá buscándole- Tanathos le beso la frente a su
esclavo.
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A su llegada preocupados
dos de sus más fieles sirvientes le dieron la bienvenida, pero por su rostro,
se podían imaginar que mas alla de algún peligro, su amo Apolo era presa de la
duda y la confusión.
Apolo, no se distrajo,
entrego su abrigo a quienes lo recibieron, y camino por los largos pasillos de
su mansión hasta llegar a un jardín que parecía estar en medio de una sala con demasiados
espejos y ventanas, en el centro un estanque del cual parecía derramarse el
agua incesantemente sin humedecer el piso, jamás una gota tocaba el suelo.
El dorado dios, tomo un
hondo respiro y compuso su rostro, estando mas enfocado, asomo su vista dentro
de aquel estanque, mientras sus ojos verdes como los prados fértiles se fundían
con los destellos del agua cristalina, la presencia de algo se asomaba también
desde la profundidades hasta tocar la claridad de la superficie, unos ojos
aniñados y ambarinos felices respondían al llamado.
Ese a quien veía Apolo,
había sido nombrado “el oráculo de Delfos” hacia tiempo atrás, solo que lejos
de las leyendas, la historia y el folklor, Delfos, había sido condensado en un
solo cuerpo, aquel chiquillo que gozaba del favor de Apolo en uno de los muchos
ciclos después que la era de los dioses había sido olvidada, fue el ultimo
sacrificio humano para ser el intermediario entre el destino, los dioses y la
humanidad, en ese cuerpo, eternamente joven, al servicio de su señor. Y con el
paso de los años, se había abierto una brecha donde pudiera residir, Apolo
pidió a las musas un estanque donde el agua fuera siempre fresca, donde el aire
fuera siempre libre, donde Delfos recordara su hogar dulce como en los bosques
de espeso paisaje, allá en el mundo antiguo, el resultado fue un estanque,
alrededor del cual Apolo construyo un jardín, situado siempre dentro de las
paredes de la mansión “solaris” casa donde residía el dios renaciendo una y
otra vez en uno de los descendientes de la noble y rica familia.
-y entonces Delfos...- sonrio Apolo mientras le miraba.
-pregunte bien mi amo, solo una respuesta puede tener- decía el
pequeño, moviendo despacio su cuerpo dentro de aquel espeso barajé.
Apolo se debatía entre
saber que forma tenia lo que debía conseguir para el dios de la muerte, el
porque lo había perdido y muy interesante se le antojaba saber cómo, pues para
el uno y el otro no tenía nada que ver, si Tanathos jamás estaba con ellos.
-"como
saber ambas cosas"- se preguntaba...
-que
forma concibió el precio que pago Tanathos ante Ares-
-la
guerra y la muerte siempre de la mano, del muerto carbón y vivo fuego el
diamante lloro-
-así que es una joya, un diamante o una piedra preciosa, pero
porque? para que?- una vez, el oráculo respondió volvió a su pacifico ensueño,
dentro de aquel tibio estanque que parecía mezclar la densidad del agua y la ligereza
del aire, a pesar de tantos ciclos y destinos, descifrar las parcas y enredadas
adivinanzas de un oráculo, no era simple, pero no perdería tiempo, si quería
encontrar a Ares y de paso obtener su voto a favor.
Sin embargo los dioses
siempre habían encontrado la forma de favorecerse a si mismos y con eso en
mente, introdujo los dedos jugueteando con el agua, haciendo que nuevamente
Delfos se asomara, cuando lo tuvo de nuevo en la superficie le acaricio el
rostro húmedo y el chiquillo abrió los labios deseoso, lo que Apolo estaba
haciendo era una especie de “chantaje” una forma muy peligrosa de conseguir mas
información, conforme el cuerpo tocaba el aire fuera del estanque este se cubría
de fina seda del mismo color que sus ojos, pegándose a su cuerpo mojado.
-Anastenagmós..- susurro Apolo mientras lamia gotas del cuello
de Delfos, estaba prohibido esa clase de roses con quien se supone era una representación
pura y divina que debía estar alejada de cualquier tentación carnal y eso a
Apolo le era difícil de comprender y de aceptar, y mas sabiendo los profundos
deseos de Delfos.
Más al escuchar dicha
palabra, Delfos tembló y se separo de inmediato del dios, mirándole con
preocupación y alivio.
-pero estas bien?...como?- cuando se encontraban en esa forma
tan intima los títulos, linajes y hasta el respeto, se evaporaba entre dios y sirviente, y haciendo participe
de esa libertad Delfos acaricio la mejilla de Apolo tratando de encontrar la
respuesta.
-sabes lo que es?- pregunto Apolo sorprendido con tal reacción.
-si…- asentó rápidamente Delfos –es, la morada de la muerte,
como llegaste ahí? Como saliste de ahí?- pregunto el oráculo angustiado.
-Tanathos me guio- respondió Apolo confundido
-que pasa? Porque tiemblas?- el dios sol, tomaba de los hombros
a Delfos, atrayéndolo para si, al verle temblar.
Delfos, soplo una suave
brisa, empañando los múltiples espejos y entonces si, con desatado albedrío, se
dejo sostener por ese abrazo, que muy le sabia a prohibido.
-nadie, ni dios, ni diosa, ni musa, ni gracia, nadie puede
entrar ahí,- le miraba preocupado - ni siquiera las keres, es un sitio
demasiado raro, no sabemos mucho de el, solo que si entras ahí, puedes quedar
atrapado en un reposo infinito o caer en un laberinto eterno y por mas poderoso
que seas, estarias atrapado, incluso a un dios puede costarle mucho tiempo
salir de ahí, menos mal, que el te ha invitado- rodeo el cuello fuerte de su
dios -como lo encontraste…?-
-bromeas?
Ese lugar esta dentro de una habitación, en un edificio cualquiera- explicaba
comenzando a creer que en realidad no sabia nada.
-comprendo…-
suspiro el oráculo aliviado.
-que
pasa? Ahora comprendo menos…- le tomo Apolo el rostro al oráculo de las
mejillas, apenas y rosando con su aliento aquellos labios negados.
-Anastenagmós,
es como un plano, una dimensión diferente gobernada en abosulto por Tanathos,
si quisiera podría meterla en una botella de vino- agacho la mirada, al saber
que ese beso deseado jamás vendría.
-…..- Apolo esperaba el resto de la explicación y sabiendo la
decepcion dentro del corazón del oráculo, le tomo de forma posesiva de la
cintura ciñéndole y con la otra tentando aquellos escurridizos muslos,
saboreando con las llemas el agua que baja de ellos, como si quisiera
detenerla.
Delfos, suspiro y
enrojeció, aclarando su garganta prosiguió –al venir a este mundo, los
dioses están sujetos a ciertas leyes,
que ocasiona que no puedan liberar sus poderes por completo a su merced, si
quieren despertar totalmente, deben ir quebrantando ciertas reglas-
-leyes? No tiene que ver, con los cuerpos que tenemos?- dijo,
refiriéndose a el cuerpo humano, de carne y hueso.
-si, claro, deben esperar un cuerpo que nazca preparado para
llevar dentro a un dios, pero este mundo, la tierra, esta sujeto a una
dimensión, a una realidad y esta a leyes cuánticas y físicas, se pueden romper
para crear nuevas realidades siempre y cuando sean poco a poco sin alterar
demasiado el balance-
-ya veo…- Apolo no había estudiado demasiado la situación,
siempre relaciono su falta de poderes a un cuerpo pobre, había sido demasiado
distraído en otras cosas.
- es como querer detener una rueca, mientras gira incesante a
una velocidad increíble, pasan dos cosas o la rueca se rompe o se lastima la
mano, asi pasa mientras esta sujeto a leyes terrenales, sin embargo Tanathos
fue el único hasta ahora, que encontró la forma de imponer todo un portal y
toda una dimensión sin alterar un fragmento de esta realidad, y para ello, se
necesita una energía increíble-
-asi que nadie, ha estado ahí…- pensó Apolo en vos alta.
-bueno, yo no he dicho, que nadie estuviese ahí, simple mente
dije que no puedes entrar con solo desearlo-Delfos se separo con pesar de ese
esculpido y tibio cuerpo, al mirar que los espejos, se desempañaban, pero antes
de irse Apolo le tomo la mano –Ares, en donde?- pregunto presuroso.
-para
encontrarlo, primero deberás hablar con Némesis…-
-no
tengo tiempo, en donde?-
-tomando
alcohol, rodeado de gente, un lugar concurrido, en un bar…- y antes de
zambullirse Apolo coloco un sutil beso en la frente de Delfos.
De
pronto la puerta se abrió sin previo aviso, dando paso a unos monjes,
intromisión que indicaba que el tiempo para consultar al oráculo había
terminado y que el dios debía retirarse.
“malditos,
protectores del oráculo” pensó para si y con un dejo déspota, salió de aquella
sala sin, ni siquiera dirigirles la mirada.
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El departamento “A” de la torre central en aquellos suburbios
snobs alojaba a un ser taciturno y que aparentemente jamás dormía, era un
departamento como cualquier otro, amueblado de manera sencilla de gusto
minimalista, cuadros, pinturas, y velas muchas velas y contaba con las areas de
una casa común y corriente en pleno servicio, además de tres habitaciones
bastante amplias, una de ellas, era prohibida, de ahí venia un pasillo que a cierto
punto se volvia interminable pero que solo topaba a pared, y luego seguían los
otros dos, uno era llamado el cuarto de las estaciones donde Tanathos hacia su
trabajo y el ultimo era donde normalmente dormía.
Era amplio con una vista impresionante, su principal atractivo
era el ventanal y a pesar del espacio solo tenia una cama y un diván y velas,
quizás demasiadas sobre el piso.
-sabes
porque los seres humanos, se componen de tres cuartas partes de agua?- había
preguntado Tanathos a Veres, acunándolo sobre el diván de su habitación, este
se quedo en silencio esperando la respuesta -porque la muerte llora, porque la
vida es liquida, porque liquida es el agua y el agua es vida-
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Cont.
bueno kizas tenga ke explicar ke la historia como las otras salidas de mis incoherencias, esta ambientada en un estilo steampunk, ya saben ese ke mezcla la tecnologia, lo mitologico, lo magico a conveniencia, en fin eso es todo >>
ah! y ke tambien por cierto ire kizas cambiando o añadiendo cosas a los escritos y posiblemente corrija los errores aunke eso ya es mucho pedir jeje n.n
bye
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