El trato de Apolo y Tanathos
El lugar donde llego por
indicaciones de terceros y fuentes confiables pero que no aseguraban nada, le
pareció difícil de creer al verlo. Era
un edificio común y corriente, que fuera
uno de los renombrados condominios llenos de lujos y comodidades no querían
decir nada, pues no dejaban de ser pisos o apartamentos o penhouse o cuartos
daba igual y era exactamente eso lo que no encajaba.
No estaba seguro que en aquellos
suburbios encontrara a quien buscaba, pero mas de tres le habían dicho que
quizás ahí estuviera. Traspaso las puertas de cristal, corto por el lobbi, y
entro al elevador y encontró el “botón” que todos le habían mencionado, eso era
un indicio que estaba en buen camino.
Nada mas
llegar fue recibido por un joven, quizás de 16 años de aspecto delicado, quien
al mirarle salir del elevador pego la vista al suelo dando una reverencia y un
respetuoso “adelante, es por aquí”, en silencio acompaño al chiquillo siguiendo
sus pasos, y en su recorrido corto pero sustancioso noto, que no había nada
fuera de lugar o extraño, es mas pareciera como si en ese penhouse de lujo en
la cima de aquella enorme torre no habitara nadie, miraba de reojo la
decoración, los muebles, las pinturas hasta detenerse frente a una puerta de
dos hojas, las cuales fueron deslizadas por el joven quien nuevamente con voz
apagada le dijo: “adelante, solo debe tocar la campana una vez” el intruso paso
y de inmediato se sorprendió pues el sirviente cerraba las puertas, quedándose
fuera –no me guiaras?- le pregunto
dudoso –eso es imposible para mi, mi señor- y terminado cerro por
completo aun con la mirada clavada en las relucientes baldosas color gris
marfil.
Una vez dentro, giro para ver lo
que seguía del camino pero lo que vio ahí, le sorprendió aun mas, era, como
estar en otro mundo , era como estar en otra dimensión y debía de serlo porque ese
visión parecía no tener fin y entonces no dudo mas que se encontraba en el
lugar correcto. Ese lugar era impresionante y suspendida en la nada, estaba la pequeña
campañilla de plata que hizo resonar, el ambiente era fresco y silencioso
demasiado pacifico hasta para el.
Quedo esperado
de pie, con su hermosa y perfecta postura rigida, atento a cualquier
movimiento. Aquellas montañas y cascadas parecían sostenidas simplemente por el
aire pero el agua no tenia sonido ni sentía la humedad, parecían estar a
capricho de su amo, fue sacado de sus cavilaciones cuando de la bruma que
poblaba el piso ocultando hasta sus pies una silueta se fue formando, la figura
de un hombre se hacia mas concreta, parecía el rocio materializándose ante sus
ojos, que poco a poco se acercaba hasta el, percatándose que se encontraba
desnudo y al terminar de hacerse físico este le sonrio y de la misma neblina
hizo aparecer su ropa, una ligera y blanca túnica apenas y entallada en la
cadera.
-Apolo…- le dijo, y este se sintió dentro de un sueño –sígueme-
le dijo guiándolo por las escaleras hasta llegar a la cúspide, lo cual duro
solo un parpadeo.
-sabias quien era?- pregunto Apolo sorprendido por segunda
vez
-nadie puede evitar reconocer al sol de la mañana –
respondió Tanathos ofreciéndole asiento
–puedo ofrecerte té? Café? Vino? –
-ahora te dedicas a servir? – pregunto el dios sol un poco
ironico, pero adorando interiormente esa dulce y fresca voz
-claro, simples plebeyos no pueden si quiera mirar, mas allá
de la puerta , mucho menos podrían entrar, te encuentras en Anastenagmós
– dijo, lleno de obviedad como si eso explicara todo - y dime sol de las
mañanas, cuales son tus razones?
-sabes a lo que vengo?- pregunto un poco
dubitativo, era la primera vez, en mucho tiempo que se sorprendía tres veces
seguidas y eso no le agradaba, jamás había estado tan cerca de “el dios de la
muerte” pero los rumores eran ciertos, su presencia era enigmática pero
apacible, las bípedas lenguas hablaban de un ser tan misterioso como hermoso,
tan silencioso cuya presencia tan delicada y serena te hacían sentir nervioso
como en esos momentos se encontraba el y sin lugar a dudas, tambien habían tenido
razón, en decir que te hacia sentir como si desearas quedarte siempre ahí, a su
lado.
-si, pero lo que me interesa mas, son tus
razones- respondió sirviendo vino, para ambos pues supuso que estaría bien.
Apolo acepto y tras un sorbo extrañado le
pregunto –si sabes, a que he venido, por que preguntarme las razones? El simple
hecho no te dice nada?-
Tanathos sonrio afable –tener visiones, no
te hace conocedor del futuro ni dueño del destino- tomo asiento bebiendo de su
copa.
-el mundo esta por cambiar y la humanidad
peligra- respondió despacio Apolo
-la era de acuario termino “lucero de la
mañana” – corto Tanathos como simple respuesta
-la humanidad no puede defenderse sola-
contrarresto
-nadie dijo que tenían elección-
-hay quienes merecen … una oportunidad-
Apolo media sus palabras, era una cuerda floja, exponerle el asunto a ese ser
ambiguo.
-los justos, dicen las keras, los justos
proclaman los maestros – explico Tanathos refiriéndose ellos, los dioses. –el
equilibrio jamás ha sido roto y el balance del universo inalterado-
-antes era el ciclo, pero es el quien viene
por la vida tragándolo todo-
-la naturaleza siempre envía emisarios para
la devastación, que sea el, no difiere, el resultado es el mismo, este es, el
ultimo ciclo de la raza presente – se detuvo, unos segundos mirándole pues
Tanathos pensaba que Apolo estaba un poco extraviado en sus ideas – después de
los días clamados no hay mas, solo la muerte y el comienzo-
-el, viene por todo, de adueñara de todo y
sabes bien que no se debe permitir-
-entonces será la era de “el” la que inicie
y ni con todos los dioses de tu lado lo vas a evitar-
-por eso sabes a que he venido Tanathos,
que haya un nuevo comienzo, esta bien, que la humidad sea juzgada puedo
soportarlo, pero que sus garras lo devoren todo a su paso, eso no…- Apolo
contuvo el aliento sabiendo que alterarse no haría mayor cambio en la actitud
fría de la muerte –si el inicia su era, tu no seras mas útil – quizás una
estocada en su orgullo ayudaría, pero el dios sol se preguntaba al mismo tiempo
si la muerte lo tenia.
-estara bien- respodio escueto Tanathos
-tu no viviras, desapareceras!- sentencio
iracundo el dios sol.
-y donde estabas tu, sol que acaricias la
tierra, donde, para pedir piedad por todas aquellas razas que tambien
desaparecieron? Donde?! Androginos, Hiperboreos, Lemures, Atlantes y vienes y pides una
oportunidad para los Arios? Estos quienes menos han evolucionado?, te hablare
de piedad, altísimo sol de la mañana, yo los vi morir, yo los acune y los guie
, he estado aquí desde el incio y hasta la muerte misma, muere creándose asi,
un ciclo irreversible e intrasgredible y volveré cuando tenga que, pero tu?
Donde estabas? Esperando por un cuerpo cuyo nivel soportara tu magnificiencia,
que lograbas mientras te
humanizabas? Perder tiempo, quizás sea tiempo, que yo
duerma tambien-
Viéndose espoleado en sus ideas y amor
pripio Apolo a pesar de la confusión no desistió –y que haras entonces, si a pesar de estar
aquí, no hiciste nada –
-tu eres, el que quiere, que yo haga
algo…pero…-Tanathos medito la situación, a el le daba igual ayudar o no,
nisiquiera ganaba o perdia, a el no le dolia la devastación ni el fin ni su
desaparición misma ni la del mundo, sin embargo un siemple movimiento podía
devolverle aquello que había perdido, era la oportunidad de la que hablaron las
keres, entonces su participación y decisiva batalla se mostraba ante el, en
esta forma –pero podemos platear la siguiente situación-
-quieres algo a cambio?- pregunto sonriente
Apolo parecía que la muerte tenia un precio después de todo, pero en sus
adentros, no le gustaba nada esa idea, pues con el dios de la muerte hasta la
mas simple nimiedad podía tomar una fuerza inexplicable, todos dudaban hasta
donde tocaban sus limites, pues ningún dios, diosa, musa o deidad habían visto
sus deseos, aspiraciones o anhelos, nadie conocía su ira y acaba de descubrir
que orgullo no poseía, eso era lo que mas perturbación provocaba, un dios
oculto y desconocido.
-entonces? Te uniras a mi?-
-"stillabunt vivit"…-
susurro Tanathos con un dejo, de añoranza que no paso desapercibido a oídos de
Apolo
-me daras tu voto?- inisitio el dios dorado
-tu necesitas cantidad, mas que calidad?-
-necesito aliados dios de la muerte y tu necesitas lo que
perdiste aunque no se el porque-
-y mas vale, que detengas tus intenciones de saberlo-
El dios sol, bajo la mirada cansado, pero con esperanza y entonces
Apolo finalmente acepto que tendria que conformarse con la escueta respuesta de
Tanathos :
-si me devuelves a "stillabunt vivit" tomare partido-
-si la regreso a tus manos, te uniras a mi?-
-si me devuelves a "stillabunt vivit" tomare partido-
-pero eso no asegura tu voto a mi favor-
-tendras que confiar, luz de la tierra, ademas he dicho que tomare partido y es lo unico que obtendrás de mi, tu lado o el suyo, tu enemigo no es mio y poco importaria si me uno a el, a ti lo unico te interesa es que tome cartas en el asunto y eso es lo que te ofrezco-
-hecho....- acepto inconciente del valor del pago -y donde la cuentro?-
-"sol de los dias" a caso, olvidas quien, de nosotros vino a pedir mi ayuda?, pero te regalare tiempo diciéndote que la tienes Ares -
-Tanathos... en tonces tu...?- Apolo trataba de entender y unir las piezas con avida rapidez, pero todo lo enviaba a un callejón sin salida, lo único verdadero era que enfrentarse a Ares era una cuestión delicada, sobre todo porque no sabia a quien daría su voto el dios de la guerra – seria dificil tratándose de el-
-dificil, pero no imposible – sonrio Tanathos, viendo su plan en marcha y extendiéndole la mano para sellar el ofrecimiento -tenemos un trato? -
-..... hecho- ambas manos consolidaron una peligrosa unión
-si me devuelves a "stillabunt vivit" tomare partido-
-si la regreso a tus manos, te uniras a mi?-
-si me devuelves a "stillabunt vivit" tomare partido-
-pero eso no asegura tu voto a mi favor-
-tendras que confiar, luz de la tierra, ademas he dicho que tomare partido y es lo unico que obtendrás de mi, tu lado o el suyo, tu enemigo no es mio y poco importaria si me uno a el, a ti lo unico te interesa es que tome cartas en el asunto y eso es lo que te ofrezco-
-hecho....- acepto inconciente del valor del pago -y donde la cuentro?-
-"sol de los dias" a caso, olvidas quien, de nosotros vino a pedir mi ayuda?, pero te regalare tiempo diciéndote que la tienes Ares -
-Tanathos... en tonces tu...?- Apolo trataba de entender y unir las piezas con avida rapidez, pero todo lo enviaba a un callejón sin salida, lo único verdadero era que enfrentarse a Ares era una cuestión delicada, sobre todo porque no sabia a quien daría su voto el dios de la guerra – seria dificil tratándose de el-
-dificil, pero no imposible – sonrio Tanathos, viendo su plan en marcha y extendiéndole la mano para sellar el ofrecimiento -tenemos un trato? -
-..... hecho- ambas manos consolidaron una peligrosa unión
Tanathos se
acerco de mas, retirando asi las copas vacias y Apolo no dejo pasar la
oportunidad, estar en esa forma de “semi-dios” en un cuerpo humano cuyos
poderes no eran desplayados al máximo , tenia sus desventajas, sin embargo,
tambien provaba aquellas ventajas de ese cuerpo, las senciones de cada sentido
, siendo el tacto el mas expresivo, llevo la mano a rozar el hombro desnudo de
la muerte.
-no mentían al decir que eras hermoso, de una belleza
extraña y oculta, mistica como las estrellas-Apolo se dio cuenta de lo que
sucedia, sino hasta que el punzante dolor en la mano le sustrajo del encanto,
esta, estaba siendo descarnada hasta quedar en los huesos , como si algo se
comiese la carne
-no, no, no, lo que se ve no se toca, altísimo sol – y
Tanathos empujo cortando el roce de Apolo con el índice como una orden
implícita llena de fuerza y rechazo.
A Tanathos, el
dios sol no le parecía nada mal, siempre lo había recordado dorado y
perfecto, desde su nacimiento iluminado
y destellante de vida, dotado de los rasgos mas hermosos de entre los dioses,
su mera presencia imponía y se ergia por sobre los demás, tenia muchas virtudes
y había sido bendecido por las gracias y las musas, la masculinidad y
delicadeza formaban en el una
combinación única que ningún otro dios poseía y eso podría ser fatal, sin
embargo y aunque Tanathos no negaba la atracción que podría despertar y
caer ante el como la polilla por el fuego y la luz, al dios de la muerte no le
es difícil declinar tan provocativa oportunidad, y en momentos como esos se
preguntaba si le rechazaba por su voluntad, por una lejana y tonta fidelidad o
porque no era su asunto cruzar su camino con el.