~~ ^^ Onigiri FaN ^^ ~~

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myfreecopyright.com registered & protected Algunas cosas NO las presto

martes, 23 de noviembre de 2010

Heroina


La misma oxidada canción…

Desde que te conocí cuanto no te amaba cuanto no te adoraba y cuando fuiste mía, vivía para enamorarme
de ti todos los días, te ame y adore sin tregua.
Tu presencia era más madura de lo que tu forma jovial aparentaba, como pudo haberme seducido?
El dedo índice de mi larga mano delineaba mis propios labios, ellos susurraban que tus besos sabían a la rara mezcla de goma de mascar, frutillas, duraznos y kiwis.

Era la primera vez que lo hacía, la poca o casi nula experiencia en ello no me intimido, golpee la parte de mi antebrazo, la piel que es pálida enseguida enrojeció, palmee de nueva cuenta la vena salto.
Viborillas festivas se enfocaban en aparecer y trazar el mapa que prontamente cruzaría mi cuerpo hasta el destino final.

De frente al monitor de un aparato electrónico incapaz de hacer sentir algo, ayudaba muy bien al cuerpo a provocarse delirios donde, si se disfrutaban las reacciones físicas, pero todo era psicológico.
La luz de la pc, era brillante y ahí estaba, tan solo a saludar y ya te miraba, presionando mi antebrazo, antes preparado para recibirte, la dosis.
Ese liquido intangible e invisible, llamado heroína, mi cuerpo ante el golpe se dejo ir, se boto a espaldas en el sofá y se relajo.

Haciéndole mas veloz y placentero el viaje a la droga, al tanto de llegar a mi corazón este incremento sus palpitaciones, mi pulso se ahogaba en si mismo, mi manos se aferraban a las tuyas aunque fueran del humo del cigarrillo que había dejado encendido y mi cerebro perdía interés por todo lo exterior e interior, todo lo que no fueses tu.
Relamía los labios de parecían secos, pero me demostraron que a pesar de jamás haberte besado, ellos sabían que tus besos eran de chicle, frutillas, duraznos y kiwis.
El efecto de encantamiento duraba, mientras tanto arcoíris blancos opacaban las nubes, colorines atribuían mas belleza al atardecer y los gatos lamian estrellas chorreantes de leche tibia al llegar las noche.

La aplicación fue dosificada de diario a cada dos días, a cada tercer día…
Pero mientras la recibiera era perfecto, no me quejaba…
Todos los días a la misma hora, o dependiendo de tu horario, el ritual vernáculo era seguido por mi cuerpo antes que mis pensamientos, era automático y lo disfrutaba, dos golpes y la vena hinchada.
Si, lo sabía, pronto saludaría a los ríos de seda, a las palomas silbantes, a las mariposas clandestinas, me encontraria con tus brazos los cuales jamás me abrazarían pero juraba que era como estar en el prado suave lleno de margaritas, que tus piernas a horcajadas en mi cintura eran como orquídeas vehementes ávidas de necesidad, y que tu cintura era como los jazmines nocturnos insaciables.

Los riachuelos internos que acarrean sangre, entintados de un rojo carmesí puro, y luego al intoxicar el cuerpo y esclavizarme a ti, se volvía, negros y mentirosos.
Todos los días, cada dos días, cada tercer dia frente al pc, extendiendo el brazo, alcanzando a saturar mi necesidad que rogaba por ser atendida, que callaba estando aturdida con pastillitas de sabores frutales si no estabas para suministrarme alegría.

Pronto era todo un adicto…

La heroína que desprendías era fuerte, vigorizante, mejor que el alcohol y las pastillas, mi cuerpo adoraba esa sensación, tirado sobre el sofá, haciéndole caricias a la nada que tenía tu rostro.
El cerebro se enjaulaba, se volvía pesado y vagabundo, mis ojos decidían a dónde mirar, así que por más que yo te buscara y mi instinto les dijera donde hallarte ellos se gobernaban solos alimentados de tu heroína sincronizada con el olfato, a que olías? Juraría que a naranja, piña y fresa, combinación de cocktel con tequila, coctel como el que dabas llenos de pastillas hechas polvo, licuadas con besos fantasma y diluidas en la heroína, dentro todo de una jeringa de no mas de 0.5 ml.

El cristal puro y la aguja metálica, chisporroteaban gotas con carita feliz, y me pareció que Ronald McDonals se iría a la quiebra si todos bebieran de ti, pero afortunadamente era solo yo, quien en una habitación, soñaba con que respondías cuanto me amabas en letras que si no fuese por mi sentido común, diría que saltaban de la pantalla convertidas en peces dentro de la pecera de mis ojos acuosos.

Hasta que como todo, debieron llevarme a rehabilitación, cosa que me tomo horas, días y meses afrontar.
No mas heroína, no mas sonrisas ni hora feliz, no más alegría, no mas amor, no mas besos peligrosos, no mas líquidos engañosos y no mas reacciones alucinantes fisiológicas etéreas pero dolientemente insustituibles.

Los primeros días de aislamiento respiraba profundo, tanto que mis pulmones creían que de inflarse tanto, llegarían las reacciones del aire viciado a medicamento, como si fueran suplemento alimenticio a mis neuronas.

Luego inhalaba y exhalaba cadenciosamente como si estuviera en labor de parto, si, como si tu recuerdo hubiese sido concebido en las entrañas de un cuerpo cubierto de besos y reminiscencias, rastros de añoranza e invocaciones de tu pausada respuesta monosilábica.

Después del tratamiento hice mis maletas, tenía que darle de comer al perro, que en casa de mis padres no podía estar más, decía mi papel de cartoncillo que estaba “curado, aliviado,desintoxicado, cuerdo” y listo para volver a una sociedad más obscena que un travesti depilado cantando en un bar.
En un par de días, volví a la rutina, que trataba de engañarla maliciosamente caminado por otras calles aunque al final a las 8:30 daba al mismo lugar.

Esta vez había salido tarde, más de lo acostumbrado, el airecillo proponía que llovería dentro de poco y tentado a la invitación disfrute de un cielo tenuemente gris, respingón de nubes borrascosas y mis pies siguiendo la corriente caminaron más lento.
En la parada del autobús y tome asiento, era el único a una cuadra de ahí, en la calle principal, aun llena de transeúntes pidiendo no mojarse o comprando una sombrilla en la esquina en la tienda de accesorios.

Me recargue de lado un poco, un suave sonido golpeo el suelo, cuyo resultado fue resaltarle el color, dejando una marca circular, después de eso, millones de gotas le siguieron, esparciéndose como migajas que alimentan la vida.

Estaba lloviendo, encendí un cigarrillo, y como reacción del subconsciente mi brazo se estiro, abriendo el puño libremente, la gota cayo justo en las marcas donde la cabeza de mis venas se había ensanchado por las dosis, y se derramo sigilosa sobre el brazo, rodando igual que una lagrima, entonces me pregunte si las heridas lloran, sangran si, cuando duelen mucho, cuando están abiertas, pero cuando están sanas y la piel recuerda estas lloran con nostalgia?...

Mis brazos al igual que mis sentidos por un tiempo se sintieron entumecidos, mis labios asqueados no consumían mas fruta que la manzana o las uvas, si alguien me besaba no sentía nada, mas que asco,
sequedad y como si mis cuerdas vocales estuvieran atascadas de polvo.

Ahora mi brazo se retraía, no quería recordar la posición que me satisfacía enormemente y me provocaba orgasmos existenciales tan reales como la saliva que tragaba al decir tu nombre en voz baja, cómplice, a gritos o en silencio.
Sin embargo, la piel se vio envuelta en una sesión fresca por la lluvia, y se extendió de nuevo, a lo lejos las luces chillantes del transporte convencidas a anunciarme su proximidad, molestaban mi vista, la cual
como antes, tuvo vida propia y descaradamente se giro a la cera de frente, donde no sabía si era por la titilante luz o por mi brazo escurriendo agua, pero parecía que eras tú.

Con miedo quise guardar mi brazo, pero este temblaba de gozo como un perro cuando conoce el silbido de su amo, tuve miedo, el cuarto de rehabilitación era extraño y no quería volver.

Fracciones de milésimas, sentí que toda la lluvia de la ciudad, de diluía dentro de mis venas, te llame de nuevo y entonces comprendí.
El autobús se detuvo justo en mi parada, las luces del farol de la calle se prendieron, mas pasajeros abordaban preocupados por no empaparse, parecía como si me hubiese dormido, pero creo que estuve despierto, subí y tome el ultimo asiento, me recargue en la ventana, estaba semi abierta, y
la frialdad de cayó en mi antebrazo, trepo desenfrenada, por el hombro, el cuello, el pecho, lacero mi corazón, estrujo mi estomago, languideció mis piernas y reactivo mis neuronas con parsimoniosa euforia.

Sonreía y saludaba a todos, tenían cara de caricatura, el conductor parecía Yogi el oso, la que estaba junto a mi era como Betty Boop, los de otros lugares eran pandas, don gato el señor de la esquina donde me baje, snopy mi vecino de apartamento y mi perro el capitán cavernícola, abrir la puerta fue divertido, me detenía contra las paredes, subí las escaleras casi a gatas, fui al baño, algo pasaba, así que abrir la llave de la regadera.
El agua estaba helada y el golpeteo furioso de la lluvia no cesaba contra mis ventanas, mi cuerpo exacerbado y caliente, parecía que mis poros sudaban de súbito agonizantes la necesidad de algo
fuerte, algo líquido e intangible.

Ahí me di cuenta, que tu recuerdo me había dosificado bajo la lluvia, no solo tu, si no que ahora, tu memoria también podía drogarme…
Tome un vaso de leche, dicen que es bueno en las intoxicaciones, pero esta, no hizo más que recordarme lo cremoso de tu piel, o seria más que sabias a queso crema o yogurt?.
Azote la espalda contra mi cama, como si ella tuviera la culpa de albergar mis fantasías húmedas y lacónicas de noches pérfidas y siestas pueriles.

El ventanal estaba abierto, la lluvia cesaba, pero aun así, extendí mi brazo como en la parada de autobús, sin embargo no tenía miedo ya, mis dedos pronto fueron alcanzados por gotas saltonas, cerré los ojos y descanse el cuerpo.

Juraría que era néctar de durazno, derramándose sobre mi palma, con la calidez que te distingue, aseguraba que era tu lengua lamiendo mis yemas, dejando un rastro dulce de aguamiel, pronto las horas pasaron y el día llego, un sol sonrojado escondido, entre las cortinas de mi habitación como
si hubiésemos tenido algo que ver en la noche, como cuando se disfraza de luna etérea.

Entonces ahí estaba de nuevo, la misma oxidada canción…

Antes podía estar deprimido, es lo más natural del mundo, sentir nostalgia y tristeza de cosas,hechos, palabras, acciones, pensamientos y emociones pasadas, normal deprimirte por un pasado, un tiempo quizás, pero deprimirte ahora por tu presente el cual, hicieras lo que hicieras no podías complacer era demasiado, marcaba la pauta de un daño irreparable.
Deprimirte por tu pasado es lógico, pero deprimirte de tu presente es incoherente.

Y la misma oxidada canción...
que comenzaba a corear, mientras no quería enfrentar esa realidad, esta angustiosamente declaraba que estaba más loco y más drogado que la primera vez que te conocí.

Incapaz de hacerle frente y mareado del mismo estribillo oír de mis labios, conecte la USB, al estéreo y subí el volumen, cerré las cortinas y me envolví dentro de mi cama.

La entone, como murmullo de cuna.
La misma oxidada canción…

 
 
 

 
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escrita mientras escuchaba
sex on fire
by:  kings of  leon
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con una linda, exacta e interesante imagen
de uno de mis mangas/manwha coreanos favoritos
"la flor del mal"




y.. pues pensando en kien no debia, aunke claro fue escrito mucho antes de su primera publicacion en metroflog, de esa manera, me sentia pensando en ella.

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