Lo que no se dijo

Aquello no dicho fue lo primero prohibido, lo impensado, pero sucedido..

Aquella palabra que ninguno pronuncio se volvió, delito y afirmación, encuentro y perdición, conjetura vacía de mi mente inestable, acostumbrada a divagar por mis inconscientes caminos, ya conocidos de mi propia conciencia.

Decirlo frente a ti seria como quebrantar una ley auto impuesta severamente cumplida, durante este tiempo, pues ni mi persona se había dado cuenta que ambos marcamos una línea divisoria, quizás porque dentro en el fondo como el océano, podríamos encontrar algo que nos gustara, lo que es peor que nos encontrarnos con la nada, pues esto solo era aviso que nos toparíamos con una pared y ni tu ni yo estábamos convencidos de querer eso, al menos de tu parte yo creía que no.

Aquella palabra que ninguno pronuncio, tampoco ninguno menciono sus derivadas.
En este momento el caso es diferente, yo no lo digo porque pienso que te duele y al mismo tiempo si no lo confieso me hiere.
La juguetona mente que a mi cuestas se divierte, me ha impuso no decirlo, y se ha dado a la tarea de saber el porque tu tampoco, pobre mente aturdida, se ha creído con el derecho de pensar y afirmar que tu tampoco lo dices por temor.

Es por eso que no termino las frases, ni los enunciados, siempre hago pausas y entrecorto significados.
-Lo has notado ya?..-
Espero que no, pues no respondería si tu pregunta es “¿Por qué?” y si lo hiciera me temo que te incomodaría.

Aquella palabra al dedicarla a ti, corre el riesgo de carecer de sentido, y también para mi al evocarla pues de muchos otros labios han salido y en muchos tonos te lo han dicho y en realidad no se si te sientas a gusto escuchándola y por consideración a mi, te fuerces a sonreír.

Nadie dijo nada, ninguno de los presentes dijo nada, ninguno de los dos dijo nada…
No se explico nada excepto las reglas al convivir en la mesa del te, y creí que con eso bastaría… hasta que esa palabra gastada acudió sacudiendo mi cabeza, partía los labios si callaba, me amenazaba con salir de mi boca en cualquier minuto estuvieses o no de acuerdo en ello.
Sentía, a un así que era una la palabra deteriorada, que ya gastada estaba y siendo así merecías que aquello que no fue dicho, lo sustituyese con algo más.

Esas palabras que no son dichas, que haces pausas y la esperas, de las cuales tú no sacas tema, si las digo… ¿te dolieran? O no las menciono por mi propio miedo a herirte?, quizás porque las diga con ganas, emoción y derroche.

Pero supongo, aprendí que aquello que no se menciona por la persona misma, no debo tocar el punto sin embargo esto quiere hacerte ver como se siente, claro no te lo tomes mucho consiente pues puedes olvidarlo si quieres.

Si no lo mencionas yo no lo haré
Si no lo hablas me lo callare
No importa si me frustra el no poderte decir “eso” que pienso con su respectivo pronunciamiento, pero estará bien, puedo sustituirlo por otra cosa, palabra o gestión, porque seguro sabrás lo que intento decir; de todas maneras las mismas frases se estrujan, se amontonan y pelean por salir, y es por ello que tendré que negarles a mis labios el pronunciarlas, al menos si salen todas a la vez te pueden las timar, o me hagan confesar de una vez y lo mejor será que entre tanto alboroto tu no lo puedas entender.