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sábado, 19 de marzo de 2011

Gramatica Erotica


Creo que hoy me siento generosa ja ja ja aj aja, pues he dejado varias entradas, aca en esta traigo para el blog, la mencion de una obra literaria de nombre Gramatica Erotica de las manos y mentecilla de la actriz Kenia Gascon, quien despues de varios años, un buen dia desidio que no tenia por ke seguir escondiendo su preferencia sexual, dicha hermosura, por que en la opinion personal si es guapa la mujer en cuestion, es gay (lesbiana) y actualmanente tiene pareja estable y muy feliz.

Despues de protagonizar novelas, ahora a incursionado por el ambito de la escritura trayendonos este librito que a mi ver parece ser muy interesante.

les dejo una introduccion de otro blog, donde presentan este nuevo libro, ya que por desgracia aun no llega a mis manos, pero que sin duda me carcome la curiosidad de darle una buena leida.
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Proveniente de un ámbito intelectual, Kenia Gascón ha explorado diversas formas de expresión, lo que le ha permitido ser, al tiempo que connotada actriz, una escritora más que solvente con particular talento para la poesía y la novela.

Sin faltar a la sencillez, Gramática erótica cuenta con todos los ingredientes de una buena novela que cumple rigurosamente las propias y universales normas narrativas, tanto en estructura, como en uso del lenguaje, ritmo, dosificación de la intriga, construcción de personajes o recreación de ambientes. Se trata de una entretenida, pero fuerte y desbordante de humor negro, exploración de diversas formas extremas de vivir las relaciones humanas, particularmente en pasiones eróticas o sexuales que para una sociedad que se alimenta de la ceguera y la hipocresía resultan ser manías, vicios o psicosis aberrantes. La valentía de Kenia Gascón es hacer una obra con tan incendiario material. El mérito está en la maestría y buen gusto con la que su pluma hilvana e ilumina estos arcanos


El erotismo es tacto y contacto, insinuación y pasión, actitud constante en la relación entre el ser y las cosas. El erotismo no es, ni en general ni en Gramática erótica, inmediatez venérea. La novela se enclava en una estética de lo obsceno, como propusiera hace tiempo Huberto Batis –quien fue editor de Kenia Gascón en el suplemento Sábado, donde publicó bajo pseudónimo abundantes poemas. Confronta, sin agredir, a la doble moral que maquilla con excéntricas virtudes los más naturales "vicios", los instintos castigados por los inquisidores de la consciencia y que en Gramática erótica no son sino pasiones vividas, liberadas; fijaciones y preferencias permitidas y sostenidas por cada uno de los personajes, no sólo en su ser sexual sino en su entidad existencial. Se trata de un erotismo tan bizarro como frecuente, que no se ve enaltecido ni juzgado por la autora, para quien sólo es el motivo fértil de una novela en la que no conviene esperar agobiantes descripciones sensuales, pues más que una obra erótica es una obra acerca del erotismo, tema para el que –y escritores como D. H. Lawrence o Henry Miller dan fe segura- se necesita una amalgama equilibrada de técnica, desparpajo y prudencia a fin de convertirlo en arte literario.***
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* Ediciones del Milenio, México, julio 2009
** Existencias en Librería Polanco, El Péndulo, El Parnaso, El Sótano y demás librerías importantes del DF. Pronto llegará a los estados del interior. También se puede adquirir enviando un mail a
novelaskenia@gmail.com
*** Lo que aquí presento es sólo un prólogo, para un análisis crítico a fondo recomiendo la magnífica presentación de Mónica Sánchez Escuer
"Los territorios sinuosos del deseo"
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sacado del blog de Miguel Angel Diaz Monges
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y de paso aca dejo un pedazo de una pagina, tambien encontrado en un blog:


Ella acercó sus anhelados labios y penetró suavemente mi boca con su lengua. Ese instante se prolongó. Yo me atrevía por fin a tocar con mis manos su cintura; esa cintura esbelta que daba inicio a su amplia cadera. Ella paseó sus besos por mi oreja y mi cuello para regresar una vez más a mi boca. p. 20.

Estaba muy emocionado, no podía ni hablar. En el frío de la noche, podía sentir con más intensidad el calor de su piel canela pegada a mí. Miré sorprendido sus pechos firmes y sus grandes pezones casi negros. No pude evitar ir hacia ellos para besarlos. Ella gemía junto con el galope de su respiración. Mordí su oreja. Nos miramos y besamos nuestras bocas. Ella recorrió mi cuello con su lengua hasta llegar al pecho. Ahí se quedó, besando mi piel lampiña; sus manos apretaban mi espalda con fuerza. Me quitó la camisa del pijama y mi pantalón, sus manos se pasearon por todo mi cuerpo. Con las mías, recorría las vértebras de su espalda, entre lazaba mis dedos en su suave cabello, color noche. Su boca escudriño mis calles, descubrió peñascos, lamió mi pene, chupó mis testículos. Entonces, apoyó sus manos en mis tiernos glúteos, apretándolos, mientras su lengua devoraba mi falo caliente. Yo doblé mis piernas y las abrí lo más que pude. Mi cerebro mostraba una extraña conexión entre los poros de la piel, las vísceras y el sexo duro, lleno de sangre. Unos minutos después, la maestra se puso entre mis piernas e introdujo lentamente mi pene en su interior.

—Estás dentro de mi—gemía.
—Eres mía, Aurora—le susurré.
Volvió a besar mi pecho, movía su cadera a una gran velocidad. Yo instintivamente danzaba como queriendo aspirar sus piernas con mi cuerpo. Volvimos a besarnos y la abracé con fuerza. Ella seguía mi ritmo, la sangre hervía. De pronto, el placer mismo llegó a su umbral y hubo en mi interior una gigantesca explosión que me aventó al abismo. En el último segundo surgió, con fuerza, un río de lava. Luego, me convulsioné. p. 24.

Cada una de sus palabras me trastornaba; su timbre sedoso, grave, sus matices felinos, el movimiento preciso de su boca, dejando asomar una ligera sonrisa perversa. Al mismo tiempo: su cuerpo maduro, desnudo para ser acariciado por mis manos. Era una borrachera perpetua. Me lancé a sus brazos. Nuestras piernas se entrelazaron por de bajo. Yo abrazaba su cuello, ella movía los brazos para flotar. Nuestros besos se confundían con el agua fresca de la alberca. Mi pierna rozaba su pubis y podía sentir sus vellos espesos. Nuestros troncos se pegaban y restregaban, como queriendo devorarse. Llegamos donde el agua era un poco más baja y ella alcanzaba a pisar el piso sin hundir la cabeza. En ese momento bajó sus manos y tomó mis glúteos. Los apretaba con cierto salvajismo. Con la misma fuerza, yo comencé a morder su oreja. Así también, como dentro de una misma danza primitiva, movíamos la pelvis para que se estrujaran nuestros sexos. De pronto, me volvió hacia el borde de la alberca a donde acabábamos de llegar. p. 28.

Acariciaste su rostro, incluyendo sus labios amordazados; recorriste con suavidad sus piernas. A él le excitaba sentir tu piel suave y firme de tus dedos femeninos. Te sentaste en él, abriendo tus piernas. Movías la cadera rozando con su falo los labios de tu vulva y el clítoris. Luego te levantaste y comenzaste a frotar con rapidez su falo. Lo jalabas con fuerza para que le doliera. Él cerraba los ojos y aguantaba creyendo que su sufrimiento era parte del placer sexual. Se había masturbado pero nunca había estado con una mujer. Dentro de ti surgió una maldad desconocida para ti misma que te causaba un intenso placer. Te acercabas a chupar su órgano erecto y luego lo frotabas con fuerza; de vez en cuando lo estrangulabas y le dabas jalones como queriendo arrancarlo de su cuerpo. p. 61.




Kenia Gascón
Gramática erótica

Editorial Milenio
México, 2009
pp. 169

fuente: blog "Bocanada de niebla"


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Tana

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P.D. aclaro que no lo he leido pero me parece interesante.


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